La columna vertebral es la localización más frecuente de fracturas en todo el esqueleto. Supera incluso la incidencia de fracturas de cadera o muñeca.
Se producen principalmente en dos grupos de edad. En jóvenes se relacionan con accidentes de tráfico, laborales o deportivos; mientras tanto en mayores de 60 años predominan en mujeres debido a la osteoporosis.
Actualmente se clasifican las fracturas vertebrales en 3 grandes grupos, con un tratamiento recomendado para cada uno de ellos.
1. FRACTURAS por COMPRESIÓN
A. Fracturas por Flexión
B. Fracturas por compresión Axial
2. FRACTURAS por FLEXIÓN-DISTRACCIÓN
3. FRACTURAS-LUXACIÓN
La fracturas por flexión (tipo 1A) son las más frecuentes con gran diferencia (70% aproximadamente). Sólo precisan cirugía aquellas en las que la pérdida de altura de la vértebra supera el 50% de la original.
En general el tratamiento no quirúrgico de las fracturas supone 7-10 días de reposo en cama seguido de la utilización de un corsé rígido durante un periodo aproximado de tres meses.
Los tipos 1, 2 y 3 son fracturas inestables que pueden poner en peligro tanto las estructuras nerviosas como la estabilidad futura de la columna, por ello en su mayoría requieren tratamiento quirúrgico.
¿Cuándo operar una fractura vertebral?
- Fracturas tipo 1B, 2 y 3.
- Fracturas por flexión (1A) con acuñamiento mayor del 50 %
- Fracturas localizadas en el tránsito toracolumbar (T11-T12-L1-L2)
- Fracturas vertebrales múltiples
¿Cómo se operan?
En general se intervienen por vía posterior colocando instrumental (tornillos y barras) para estabilizar la fractura y devolver a la columna la forma previa al traumatismo. En casos graves que destruyen el cuerpo vertebral puede ser necesario un abordaje anterior para retirar los fragmentos que invadan el canal medular o recuperar la altura de la vértebra.
Desde hace unos años existe una nueva técnica que permite tratar las fracturas por flexión (tipo 1A) que como hemos señalado son las más frecuentes y las más típicas de pacientes de edad avanzada. Esta técnica se denomina CIFOPLASTIA y consiste en la inyección de forma percutánea de cemento en la vértebra una vez que ha recuperado su altura y forma mediante el inflado de un balón a presión.
Tiene como ventajas el hecho de ser percutánea (sin incisiones) y permitir caminar desde el día siguiente a la intervención sin necesidad de usar corsé. Se evitan de esta manera las complicaciones derivadas del encamamiento en pacientes de edad elevada.
Actualmente esta técnica se ha extendido al tratamiento de metástasis vertebrales, lesiones por mieloma.etc.